“El lic”, como le dicen los amigos, es un reconocido abogado Sonorense,  nacido en Hermosillo y criado en Nogales, destaca en la comunidad jurídica por su enfoque estratégico y habilidad para resolver conflictos complejos utilizando técnicas avanzadas de conciliación.

Con más de una década de experiencia en el ámbito legal, Héctor ha representado tanto a empresas como a individuos en litigios y negociaciones laborales de alto perfil.

Es autor de "Las virtudes judiciales en la solución de conflictos" publicada por la UNAM y  por la Revista del Poder Judicial Federal, ensayo en el que propone (desde 2017) la implementación de mecanismos propios de la industria en que el que hacer jurisdiccional e introduce estas técnicas de conciliación, lo que mas adelante se convertiría en su marca distintiva.

Tiene una sólida formación académica, empezando por una Maestría en Administración de Negocios con enfoque en marketing por la Universidad Tec Milenio, Maestria en Derecho Procesal Penal por la Universidad de Sonora, Maestria en Derecho Corporativo y Laboral por la Universidad del Valle de México, una especialidad en derecho laboral por la Escuela de Formación Judicial (PJF) y el curso de formación y preparación de secretarios del Poder Judicial de la Federación (generación 2019).

En lo relativo a su carrera profesional podemos mencionar que recibió la distinción de ser Secretario Instructor del Segundo Tribunal Laboral Federal de Asuntos Individuales en el Estado de Sonora, Secretario del Juzgado Decimotercero de Distrito en el Estado de Sonora, Secretario Instructor A de los Tribunales Laborales de Nogales y Puerto Peñasco, Sonora, entre muchos otros cargos. Posteriormente renuncio al servicio público, y esa experiencia acumulada la materializó con su liderazgo en el despacho.

Hoy en día busca ser Juez del Primer Tribunal Laboral Federal del Estado de Sonora, para incorporar su visión vanguardista y práctica en los juzgados, con el objetivo de que su ejemplo sea un caso de éxito que transforme el mundo del derecho laboral para siempre. 

“Hoy en día los juicios pueden durar años, volvimos a los tiempos que manejaba la junta, el problema nunca estuvo en las personas, el problema está en el proceso. No teman, no todo está perdido, haciendo algunos ajustes, con esfuerzo, empatía y paciencia, se puede bajar ciertos juicios de seis meses a un cuarenta y cinco días o menos, lo que despresurizará todo el sistema”.